Una de las razones por las que me gusta tanto octubre es porque se celebra Halloween. La fiesta pagana se originó como una manera de celebrar el final del verano y la llegada del frío. Representa el adiós a los días largos y soleados, los colores blancos a nuestro alrededor, para dar la bienvenida al invierno, a lo oscuro y al negro. Y es que aunque parezca sombrío, este cambio debe celebrarse, el ciclo de las estaciones es necesario, pues sin oscuridad, no existiría la luz.